El DRAE define al civismo como el celo por las instituciones e intereses de la patria y también como celo y generosidad al servicio de los demás ciudadanos; y, al dos veces nombrado celo, como cuidado, diligencia, esmero que alguien pone al hacer algo, así como interés extremado y activo que alguien siente por una causa o persona.
Esos conceptos nos permiten medir el civismo ajeno; pero, antes, con la honestidad que debe caracterizarnos, debemos hacerlo con el nuestro, como prueba elemental de nuestra madurez y honradez intelectual y moral.
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