Damaris tiene casi cuarenta años y varias cicatrices en el rostro. Se las hizo una colega de quinto grado con un gancho de pelo. Estaban en medio de una clase y la disputa sobre la propiedad de un lapicero llevó a la contrincante a gritar: “¡Te espero a las cuatro y media!”. Esa es la peor amenaza que puede recibir un estudiante en las escuelas primarias cubanas. La frase basta para saber que a la hora de salida habrá que demostrar la fuerza y la supremacía a golpe de puños o arañazos.
↧