Pasando por un hospital vi a una residente que salía con su mandil en la mano, me pareció una de las mejores o más acertadas formas de salir de este tipo de trabajo. Hubiera sido preferible que saliera con el mandil en una bolsa plástica o que lo dejara en el hospital, pero conociendo el deseo incontenible de algunos de apropiarse de las pertenencias de otros, asumo que prefirió llevarlo consigo.
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