La palabreja con que titulo esta columna no existe. Ni siquiera “gramaticología” como fuera de suponer. Me la endilgó un atento lector que se dio mañas para hacerme llegar un mensaje en el cual me descalificaba como crítica literaria. Yo había cometido un error de alguna identificación –origen, estado civil o algo así– de un autor, por la inclinación a citar de memoria. Ya no me acuerdo qué le contesté, pero traigo el hecho a colación por pensar a menudo en la gramática, y cultivarla en lo que vale.
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