No fue buen profeta nuestro Carlos Marx, como tampoco lo fue el original, el alemán. Felizmente no se cumplieron los anuncios de muertos en la marcha del 19 de noviembre, hechos por el nuestro. La inevitabilidad del socialismo por la contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, hechas por el otro, tampoco se han materializado en más de un siglo y medio. Algo común a ambos, además de la visión equivocada, es la presencia de la violencia en la política, aunque cada uno de ellos le asigna un papel distinto.
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