Por mucho tiempo la educación artística ha sido un relleno en el currículo. Tradicionalmente los estudiantes, año tras año, encontraban en su horario de clases el tiempo destinado a “canto” o más pretenciosamente “música”. Y las clases muchas veces eran asignadas a maestros no especializados, que tocaban algún instrumento y hacían cantar a los alumnos, tuvieran o no aptitudes para ello.
También había las clases de dibujo, en la mayoría de ellas se pedía a los estudiantes copiar un modelo y se exigía exactitud.
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