Ha muerto un gran hombre, un demócrata no solo en lo formal, sino en todas las dimensiones públicas que tiene el ser humano. Convencido de su ideología, impulsor de la unidad de las corrientes progresistas del país, defensor a ultranza de las instituciones de la democracia, comprometido con la redistribución del ingreso hacia los sectores más pobres y excluidos del país, tolerante con todos quienes tenían visiones distintas, Raúl Baca Carbo era con seguridad de lo mejor que tuvo la nueva democracia ecuatoriana.
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