Falsa alternativa. Si la primera es una ilusión piadosa, la segunda –por sí sola– es ineficiente para frenar la escalada de embarazos de adolescentes en nuestro país. Entre ambos extremos oscilan, de manera bipolar, nuestra sociedad y nuestro Estado en busca de una solución mágica y definitiva. Oscilan entre la divisa del “Respeta tu cuerpo, que es la morada de Dios”, y la otra de la “Sexualidad sin misterios, aprende a gozar y hazlo cuando quieras sin embarazarte”.
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